La calefacción del coche apenas consume combustible, a diferencia del aire acondicionado, que sí puede gastar mucho más en según qué condiciones de uso.

Los sistemas de calefacción de los coches aprovechan el calor que se desprende del propio funcionamiento del motor para calentarlo. Así que en la generación del calor no se gasta combustible. El único gasto, y es muy reducido, es el del ventilador que hace pasar el aire al habitáculo. El ventilador consume energía eléctrica que viene de la batería, que a su vez es cargada por el alternador, que sí consume combustible.

Consejos para gastar menos

      • Antes de aparcar, apaga la calefacción. Esto proporcionará una menor sobrecarga al encendido del motor cuando volvamos a coger el coche.  Además, se alargará la vida de muchos elementos del motor. Muchos fabricantes que recomiendan esta acción para mejorar el uso del vehículo y evitar averías o fallos del motor.
      • Deshabilita la recirculación del aire. Además, no es recomendable usarla durante más de 10 minutos, solo para evitar que entre polvo, polen u olores del exterior.
      • Hay que tener paciencia. Es un error nada más arrancar, encender la calefacción a altas temperaturas y potencia. Esto consume mucha energía de la batería. Todo el sistema de calefacción tiene que ponerse a trabajar de cero, sin que el motor haya empezado a generar calor por sí mismo ni se pueda beneficiar del flujo aerodinámico.
      • No pongas temperaturas muy altas. Por mucho que pongamos la calefacción a máxima velocidad su efecto tardará más o menos igual que si lo hiciéramos a un nivel más normal.

      Fuente: EuroTaller